Elegimos esta película, en parte, para seguir apostando a la diversidad cinematográfica de nuestros encuentros. Ghost in the Shell (Mamoru Oshii) es una producción japonesa, de animación, inspirada en el manga de Masamune Shirow, así que nos pareció una excelente oportunidad para pensar la inteligencia artificial desde una perspectiva distinta.
Uno de los aspectos que más nos llamó la atención de esta peli es que se hizo en… ¡¡1995!! Recordemos por un minuto cómo era la vida y la tecnología en esos años. La actualidad que tiene Ghost es impresionante. Al principio de la charla, hubo lamentos por no haber elegido ver la versión de 2017, en la que actúa Scarlett Johansson, ya que decidimos ir a la original de animación. Enseguida empezamos a pensar conexiones con otras pelis protagonizadas por la misma actriz, en particular, Her (elegida en nuestro primer cine debate) y Lucy, aunque hasta Lost in Traslation podría vincularse. Además, al volver a ver el código en color verde en la proyección como fondo del debate, fue inevitable pensar en el vínculo con Matrix, y reconocer esta peli como antecesora de muchas que vendrían después.
Cyborg cartesiana: pienso, luego existo
A varios la profundidad de la peli nos tomó por sorpresa. La película es profunda: propone reflexiones sobre el yo, la consciencia, la vida y la tecnología que hicieron eco en nuestro encuentro. Sin dudas fue el cine debate con más referencias extracinematográficas: Rousseau, Byung-chul Hang, Maturana, Freud, Jean Baudrillard y Borges, entre otros.
En el encuentro, un poco siguiendo el espíritu preguntón del personaje de la Mayor, nos planteamos muchas preguntas filosóficas y ontológicas. Qué es la consciencia y cómo se puede definir la vida; qué es la identidad y su relación con los recuerdos; cuál es el rol de la ciencia y si es posible poner límites a los avances tecnológicos. Por supuesto, no llegamos a muchas respuestas, pero nos llevamos muchas reflexiones y nuevas preguntas. En el caso de la Mayor vemos que las preguntas que se hace sobre ella misma ponen a la conciencia en primer plano. Si bien, como dicen en la peli, “nadie ha visto su propio cerebro”, su capacidad de interrogarse podría servir como prueba de su existencia, a la manera de Descartes.
Oriente y desoriente
Además del componente filosófico, muchas de las preguntas que nos hicimos partían de cuestiones de traducción y de distancia cultural. No es nada casual que esta ficción que adelanta a tantas otras haya surgido justamente en Japón, un país fuertemente asociado a la robótica y la innovación tecnológica.
Nos detuvimos en la charla del final de la película sobre qué implica combinarse para dar origen a una nueva existencia. Reflexionamos en cómo se puede pensar en un enfoque más oriental en la decisión de priorizar lo comunitario sobre lo individual como central en la identidad. También hablamos de la noción de copia y la mala prensa a la que suele estar asociada.