Dentro de la producción musical contemporánea, la mezcla de audio se erige como un arte en sí misma, y es un proceso donde el aspecto tecnológico y el aspecto creativo convergen casi en igual medida. 

La idea de automatizar este y otros procesos en la producción de audio no es nueva: se puede rastrear su origen en lo que se llamó la Mezcla Automática de Micrófonos, propuesto por Dan Dugan en 1975. Se refería a una forma de automatización muy acotada: automatizar el nivel de micrófonos en conferencias, principalmente para que no produzcan feedback.

Pero a pesar de este comienzo temprano, y que la complejidad de estos sistemas fue avanzando, no existen aún demasiadas opciones en lo que se refiere a la mezcla de audio multipista automática. 

Está claro que delegar en una IA un trabajo técnico-artístico y tan subjetivo como la mezcla de una canción resulta muy desafiante y hasta casi atrevido, así que decidí llevar adelante una práctica exploratoria en la plataforma aimixing, de Unchained Music y ver si ya estamos en condiciones de dejar en manos de un sistema automático la mezcla de una canción. Lo que siguió fue un viaje muy interesante, dejando al descubierto desafíos técnicos que aún hay que resolver y algunos inesperados descubrimientos creativos.

Primeras impresiones

Mi prueba inicial fue con la mezcla de un tema de una artista de Buenos Aires, que grabé en vivo en un escenario al aire libre. Las grabaciones en vivo suelen ser más complejas de mezclar porque no cuentan ni con el equipamiento ni con el tratamiento acústico que tiene un estudio de grabación. 

En la web del sitio aseguran que “Desde pop hasta indie y electrónica, aimixing puede manejar cualquier género”. No es así, por supuesto: cuando desplegamos el menú de géneros vemos que solo hay ocho opciones y ninguna pertenece a algún género autóctono latinoamericano. Afortunadamente, esta vez el tema a mezclar puede inscribirse en el pop, así que seleccioné esa opción…

Siguiendo con la descripción del funcionamiento en el sitio web, aimixing nos dice que “la IA escucha cada pista que el usuario ha enviado y determina los mejores ajustes de volumen, ecualización, compresión y paneo para cada pista, de manera que pueda mezclarlas y devolver al usuario la pista o stem con el mejor sonido posible. El servicio se encarga de todo el trabajo necesario para la mezcla y la masterización de audio, permitiendo al usuario concentrarse en lo creativo.”

El proceso de mezcla ofrecido por la plataforma es efectivamente automático, aunque aimixing nos permite modificar algunos parámetros clave. Por ejemplo, elegir el género de la canción que se va a mezclar (entre las opciones predeterminadas), la prioridad de cada track en la mezcla (el plano o nivel que va a tener el instrumento en la canción), el paneo (posicionamiento en el campo estéreo: izquierda, derecha o centro) y la cantidad de reverb que cada canal va a tener (efecto de “eco” o reverberación). Estas herramientas brindan cierta flexibilidad para experimentar con diferentes enfoques y estilos de mezcla, aunque se quedan algo cortas cuando necesitamos mayor control sobre el output del proceso. La ausencia más importante tal vez sea la posibilidad de actuar sobre la ecualización de cada track o grupos de tracks.

Y pronto me encontré con otra limitación inesperada: la imposibilidad de mezclar más de 8 tracks simultáneamente. Esta restricción me obligó a una solución alternativa: mezclar por grupos. Nada nuevo en realidad, considerando que era la manera en que se hacía cuando se grababa en cinta analógica y existía la limitación de las pistas de la grabadora. Comencé mezclando la batería y el bajo. Una vez conseguido ese stem, aimixing me dio la opción de sumarlo al multitrack (y desactivar las pistas originales de batería y bajo, para empezar a reducir la cantidad de canales). 

Sin embargo, en el camino hacia la mezcla final encontraría nuevos obstáculos: en varias ocasiones la plataforma tiró errores inesperados, lo que resultó en la pérdida de la configuración de los tracks y la necesidad de reiniciar el proceso. De todos modos, y a pesar de todos estos contratiempos, pude avanzar en la mezcla. 

Otra de las cuestiones tuvo que ver con los criterios de la inteligencia artificial en los planos de la mezcla, o sea en el nivel relativo de cada pista con respecto a las otras. Por ejemplo, a pesar de asignar la prioridad “High” a la voz, esta seguía estando baja en la mezcla. Sin embargo, esta anomalía en los niveles me llevó a explorar nuevas ideas y enfoques, como por ejemplo un sonido en reversa que funcionaba para una transición y que en la mezcla automatizada estaba mucho más fuerte que lo habitual, pero que en el contexto funcionaba bien y aportaba un elemento inesperado y emocionante a la mezcla. Tomé entonces la idea y la integré a la mezcla manual.

La plataforma ofrece además otra herramienta: Mix Check. Esta función busca proporcionar una evaluación de la mezcla y un diagnóstico de lo que considera sus fortalezas y debilidades, para realizar los ajustes finales con cierta guía.

Segunda prueba

Más adelante hice la prueba de mezclar otro multitrack, esta vez grabado en un home estudio. La canción seleccionada fue “Borderline”, de la banda Secretariat, y el multitrack está disponible de manera libre en el sitio de Cambridge Music Technology como para que cualquiera pueda experimentar con la canción.

Realicé el mismo proceso anterior de mezcla por stems, y luego retoqué los parámetros de la mezcla hasta llegar a la mezcla final, que fue la versión 4.

La performance de aimixing en este caso (un caso en que en que los tracks ya sonaban un poco mejor desde su origen) fue bastante mejor que en la mezcla anterior.

Incluyo en este artículo la versión 4 de la mezcla para escuchar, y subo también la mezcla realizada por un ingeniero de mezcla humano semi profesional, que sí fue masterizada en un estudio de mastering profesional.

Mezcla automática por iamixing

Mezcla realizada por ingeniero humano

Un punto a tener en cuenta es que el proyecto multitrack de la canción es chico, cuenta solo con 12 pistas. Una producción pop moderna puede alcanzar y superar ampliamente los 100 tracks, y eso sería un factor casi imposibilitante para mezclar con esta plataforma y el límite de tracks simultáneos que puede procesar.

Conclusiones

A medida que refinaba la mezcla que iba arrojando aimixing, tuve que volver sobre premezclas de stems anteriores para corregir elementos específicos, como algunos tracks de la batería o el balance de las guitarras. El proceso de crear los stems resultó ser laborioso y consumió mucho tiempo, y fue algo que no esperaba y que se debió principalmente a la limitación de tracks simultáneos que puede mezclar la plataforma. Una vez que esta cuestión se mejore, sin dudas,  va a reducir bastante el tiempo que lleva hacer la mezcla automática. Aún así, y considerando el tiempo perdido por hacer stems o de errores de la plataforma, hay que reconocer que el tiempo que le lleva hacer la mezcla manual a un ingeniero de mezcla profesional es mucho mayor que el que lleva hacer una automática. La pre mezcla de cada stem con 4 tracks puede llevar unos 3 minutos, y la final de los 8 tracks puede llevar unos 6 minutos. Generalizando, una mezcla hecha por un ingeniero de mezcla humano puede llevar de 4 a 8 hs aproximadamente.

Unchained Music dice que aimixing está dirigido a músicos, productores musicales y todo tipo de creadores de contenido que desean dedicar más tiempo a las cosas creativas y menos tiempo al aspecto técnico del proceso de producción musical, y creo que ese target es acertado. Como herramienta para un ingeniero de mezcla profesional, está faltando control sobre ciertos parámetros claves. Y los resultados conseguidos por un ingeniero experimentado siguen estando muy por encima de los de este sistema automático. 

Aún así, aunque la mezcla automatizada todavía requiere mejoras significativas en términos de precisión y adaptabilidad a diversos géneros musicales, mi experiencia me deja con la firme convicción de que es importante no dejar de explorar las ideas generadas por la automatización, que está en constante mejora. Esta exploración podría contribuir significativamente a enriquecer tanto la calidad como la creatividad en la producción musical, complementando las técnicas de mezcla manual.

Sergio Paoletti
sergio.paoletti@laia.ar